Por j7xi8kk
“Dentro de nosotros hay algo que no tiene nombre, ese algo es lo que nosotros somos”. (José Saramago)
“De Moreria yo vengo
al campo moro a cantar
si quieres venirte, vente
que nos vamos a emborrachar”
Tango de Jaén de la Carlotica
(De Morería yo vengo)
La noche antes de conocer a Juan Justicia no dormí.
Para bien o para mal, yo sabía que el día siguiente iba a ser uno de los días más importantes de mi vida.
La simple idea de explicar y hacer entender a Juan, cara a cara, la dimensión de lo que teníamos delante, me hacía temblar, casi tanto o más que el dia que me casé, la noche que nació mi Carmen o cuando el gobernador de Nueva Jersey me entregó el premio Walford en el Auditorio Richardson delante de mi señora madre, recién llegada en el primer vuelo intercontinental de su vida, por puro amor de madre.
Y así, según iba aterrizando en Barajas, iba escuchando, la entrevista que le hacían a Juan en Radio Jaén, y cada cosa que escuchaba me revolvía los nervios y me hacía repensar el “picatoste” en el que me había metido.
- Seguimos en las tardes de Radio Jaén y hoy tenemos el placer de entrevistar a un cantaor flamenco de mucha solera. Estamos hablando, cómo no, de Juan Justicia “Magdaleno Chico”, uno de los artistas que más gloria han aportado al arte flamenco en nuestra província durante los últimos treinta años. Buenas tardes, Juan, es un placer tenerle aquí hoy con nosotros.
- Hola, buenas tardes. Gracias por invitarme. El placer es mío.
- Juan, le hemos invitado porque queríamos explicar a nuestra audiencia acerca de un proyecto en el que usted está envuelto que pone a nuestra ciudad en el candelero, tanto del arte flamenco, como de la tecnología de vanguardia. Se trata del que han dado en llamar proyecto “JONDO”, desarrollado a medio camino entre los EE.UU y nuestra ciudad, un proyecto que ha puesto a Jaén y a su Universidad en la primera plana de la investigación, algo que no pasa todos los días. ¿Nos quiere usted explicar un poquillo en que va a consistir este proyecto?
- Bueno, voy a intentar explicarlo a ver si puedo hacerlo en pocas palabras. La verdad es que, siendo sincero, no soy la persona más indicada para explicar esto, porque yo lo que sé es de flamenco, de cante y de arte. Pero bueno, voy a intentarlo, a ver si puedo hacerlo sencillo… Yo recibí una invitación por parte del doctor Tomás Torres, de la Universidad de Jaén, un profesor que trabaja con temas de tecnología de vanguardia. Se trataba de participar en un proyecto de inteligencia artificial, algo que a mi, siendo sincero, me sonaba, y me suena, a chino mandarin. Parece ser que Tomas y su equipo quieren intentar medir lo que nosotros en el flamenco llamamos el “duende”. La verdad que al principio me sonó un poco extraño, pero claro, yo tampoco conozco estas cosas en profundidad y siempre he estado muy abierto a participar en temas nuevos y en proyectos más de vanguardia, entonces me sentí atraído y no pude negarme… Lo que el doctor Tomás pretende es medir mediante esta inteligencia artificial que tenemos ahora, cuantificar, como dicen los científicos, el pellizco, el momento profundo y la esencia del flamenco, el “duende”. Total, que yo acepté. Yo no sé cómo se mide, si se mide en números, letras, litros… por que eso es una cosa que sale de muy de dentro, sabe usted?
- Juan, usted tiene una carrera muy amplia como cantaor, como todos sabemos. ¿Cómo piensa usted que va a influir este proyecto en su carrera?
- Yo espero que sea un avance. Y deseo que podamos sacar algo en claro. Sinceramente, como artista que soy, considero que hay cosas que salen del alma y que no se pueden medir con escuadra y cartabón, como si dijéramos. Pero bueno, a mí me ha parecido tanto el entusiasmo del Doctor Tomás y sus ganas de hacerlo, que al final pues me he implicado porque, hay que estar también con el futuro, ¿no?. Está claro que el flamenco es una música “jonda” y de tradición, una música antigua, pero ¿por qué no? ¿Por qué no podemos algún día llegar a poder medir o cuantificar el arte, el duende, el pellizco de las cosas?
- Suena, cuando menos, muy curioso, Juan. Supongo que nuestros espectadores se estarán preguntando cómo se puede hacer esto, de qué manera se puede medir el “duende”. ¿Sería usted capaz de decirnos, básicamente, como se puede llevar a cabo esta medición? ¿Qué pretenden hacer ustedes en la práctica?.
- Yo no soy un científico ni na de eso, como comprenderás, dejé la EGB para cantar y llevar dinero a casa. Yo soy flamenco y mi función aquí es cantar y dar lugar a que ese duende aparezca, digamos… Pero sí que sé que a través de un recital o de varios recitales que vamos a dar en la Peña Cuatro Esquinas, se van a instalar una serie de aparatos en el público asistente para medir sus reacciones. No sé si le van a medir los latidos, él yo no sé qué o él no se cuanto… Pero si entiendo que se van a medir sus reacciones y a partir de esos datos pues supongo que ellos harán sus cuentas y a ver lo que sale de ahí. La ciencia pues también tiene su cosa, hasta una soleá hay dedicada a ella, que se lo digan al maestro Morente, que en paz descanse.
- Bueno, Juan, pues muchas gracias. La verdad es que nos resulta fantástico y estamos muy contentos de que un proyecto así se esté llevando a cabo en nuestra provincia. Mucha suerte y, sobre todo, mucho “duende” y mucho flamenco.
- Muchas gracias por invitarme a vuestro programa. Que dios os bendiga y muy buenas tardes a todos.
Buenos días, y muchas gracias por acudir a esta convocatoria. Como muchos sabrán ya, soy el Doctor Tomás Torres Delgado, nací en Martos, y soy licenciado en ingeniería computacional por la Universidad de Jaén. Tras licenciarme, me desplacé a Estados Unidos, y fue en Nueva Jersey donde he ido planificando a lo largo de 6 años, un doctorado en inteligencia artificial, que ha desembocado en el proyecto JONDO, un proyecto que pretende medir numéricamente y mediante Inteligencia Artificial, el alma del flamenco… el pellizco, lo que se conoce en el mundo del flamenco, como el duende.
A título informativo, les diré que este proyecto está apoyado por el Centro Superior de Investigaciones Científicas, la SGAE y la Universidad Escolástica de Nueva Jersey. Les he pasado una hoja informativa con los aspectos técnicos básicos del proyecto para que tengan una idea más global de la cuestión. Si quieren tomarse un momento para repasarla se lo agradecería. Mientras, proyectaremos un audiovisual con los costes y los datos numéricos, que yo sé que a ustedes los periodistas es, básicamente, lo que les interesa:
Proyecto JONDO
Dr. Tomás Torres Delgado.
Departamento de Desarrollo Tecnológico e Inteligencia Artificial.
Universidad de Jaén & Michigan Scholastic University.
Hipótesis específica: Las interpretaciones flamencas que contienen “duende” están asociadas con una mayor sincronización en las respuestas del sistema nervioso autónomo (ritmo cardíaco, respiración, conductancia de la piel) entre los miembros de la audiencia.
Diseño experimental
Participantes: Reclutar a una audiencia de tamaño moderado (tanto por poder estadístico como por practicidad) aficionada y familiarizada con los conceptos básicos del flamenco.
Actuaciones:
Varias piezas cortas de flamenco preseleccionadas por expertos de la Peña Cuatro Esquinas, una parte conocida por evocar “duende” y otras como controles neutrales.
Actuación de Juan Justicia “Magdaleno Chico” para minimizar totalmente la variabilidad debido a su estilo personal, y a su contrastada capacidad artística.
Recolección de datos
70 Participantes (público) equipados con sensores biométricos no invasivos para medir la frecuencia cardíaca, la respiración y la conductancia de la piel durante las actuaciones.
Grabación de vídeo de alta resolución de la audiencia para un análisis posterior de movimientos y respuestas colectivas sutiles.
Análisis
Sincronización: Utilizar medidas estadísticas (por ejemplo, correlación cruzada) para determinar si hay niveles significativamente mayores de sincronización dentro de las respuestas fisiológicas de los miembros de la audiencia durante las piezas con ‘duende’ en comparación con las piezas de control.
Subjetividad: Realizar entrevistas posteriores a la actuación para recopilar las experiencias subjetivas de los miembros de la audiencia. Correlacionar los momentos informados de “sentir el duende” con los picos observados en la sincronización fisiológica.
Movimiento: Analizar el video en busca de evidencia de reacciones sincronizadas de la audiencia (jadeos, cambios de postura, balanceos sutiles), particularmente durante momentos de mayor sincronización fisiológica.
Limitaciones
Limitaciones de la muestra: Una audiencia culturalmente específica sería ideal: Lo que conocemos por“Flamencos”, o aficionados al flamenco, a priori, más predispuestos a sentir su esencia.
Interferencia del sensor: Incluso los sensores no invasivos pueden afectar ligeramente la experiencia natural del miembro de la audiencia.
Resultados esperados:
Hipótesis de apoyo: El aumento de la sincronización de la audiencia durante las piezas de ‘duende’ proporciona un posible correlato medible del concepto efímero. Sugiere un aspecto de experiencia colectiva al duende.
Más allá de la hipótesis: Los datos cualitativos y el análisis de video podrían proporcionar información más rica incluso si la hipótesis central no se respalda por completo, lo que conduciría a nuevos experimentos y toma de datos suplementarios.
Recuerde: Este es solo un esbozo de la estructura básica del proyecto JONDO. Los resultados pueden verse modificados en función de múltiples variables.
Nada más llegar a Jaén, fuí a ver a Juan Justicia. Habíamos hablado muchísimas veces por videoconferencia, pero aquella era la primera vez que nos veíamos cara a cara. Me sorprendieron sus surcos en la cara, su templanza y la manera de hablar, que no se correspondía a la que manifestaba en nuestras reuniones por videoconferencia. En ese momento recordé, una por una, las palabras que me dijo Juan la primera vez que hablamos a través de internet:
Mire usted Tomás, lo que usted quiere hacer es una cosa muy grande, no pretenda usted que el “duende” se desentrañe en cinco minutos porque las cosas que salen del alma no tienen mesura. Que al final todas estas maquinitas están controladas por el hombre, por la mano del hombre, que es una creación suprema, y sin hombre, no hay máquina, ya se lo digo yo…
No sé qué me ocurría, pero ni siquiera era capaz de mirar a los ojos a Juan.
En las mediciones previas, habíamos acumulado una cantidad de datos impresionante, estadísticas, datos físicos, fisiológicos, números de todo tipo y sin embargo, científicamente, todavía no éramos capaces de explicar, ni siquiera básicamente, el principio que daba lugar al duende.
Esa misma noche, era la primera prueba real de JONDO en la Peña Flamenca Cuatro Esquinas. Setenta aficionados, que asistirian a la actuación de “Magdaleno Chico”, con sus sensores y rodeados de cámaras y micrófonos que conseguirían los datos que necesitábamos para interpretar científicamente el fenómeno esperado.
Mientras Juan interpretaba sus mineras, tangos y seguiriyas, los ojos de Tomás se cerraban y su cuerpo se contorsionaba siguiendo el vaivén del cante. El, sí era capaz de percibir el pellizco de la interpretación de Magdaleno Chico.
Sin embargo, el sistema “JONDO”’, tras analizar horas de cantes desgarrados, produjo un informe desigual. Tomás se quedó helado. La inteligencia artificial había listado una serie de indicadores: intensidad vocal, uso de disonancias, pausas dramáticas. Un análisis técnico impecable, pero dolorosamente superficial.
“Esto no es el duende”, protestó Tomás, casi gritando a la pantalla.
“Es la diferencia entre imitar y sentir”, dijo Magdaleno, “No puedes fabricar el duende con un algoritmo, eso nace en algún lugar oscuro del pecho, no en un montón de números, Tomás”.
Tomás no pudo contestar nada en ese momento. ‘JONDO’ había aprendido el lenguaje flamenco, pero era incapaz de hablarlo con verdad, con alma, y, sobre todo, de entender su verdadera esencia.
En esos momentos se notaba cierta languidez en el equipo científico. El público se fue marchando, poco a poco. Tomás, aunque frustrado, llegó a una conclusión liberadora: hay territorios que la lógica científica no puede aún conquistar.
El duende, esa fuerza misteriosa y esencial, se burlaba de las computadoras. Tal vez, como le había dicho Magdaleno, solo podía entenderse desde los huesos, desde las cicatrices, desde el dolor antiguo que venía de la profundidad humana, algo que JONDO aún no estaba preparado a conocer en profundidad.
Juan “Magdaleno chico”, a su vez, descubrió en aquel experimento un entendimiento nuevo de su arte. Sabía que el flamenco era intuición, sentimiento y tierra, y al ver a la tecnología fracasar, su comprensión de ese misterio primigenio de sangre y huesos se reafirmó, pese a lo cual, cogió a Tomás por el hombro y le dijo:
- Doctor, este invento que usted pretende es algo muy poderoso. No se rinda, por que si hay alguien que puede andar este áspero camino es usted. Yo le seguiré apoyando. Otra cosa es que lleguemos a algo, claro.
Juan sonrió socarronamente, sin burla, pero con convencimiento. De alguna manera, Tomás agradeció las palabras de Juan y se dispuso a invitarlo a una copita de Manzanilla en rama. Alguna vez había leído que era lo único que Juan bebía, después de sus actuaciones.
Era mentira, claro. El pellizco tambien tiene sus leyendas.
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